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Francisco Salamone

Fue un arquitecto ítalo-argentino que nació el 5 de junio de 1897, vivió y trabajó en Argentina.

Tras egresar del Colegio Otto Krause de Buenos Aires decidió seguir los pasos de su padre en el oficio de la construcción. Inició sus estudios  y en 1917 se graduó como arquitecto e ingeniero.

Se casó con la hija del Cónsul Astro Húngaro que vivía en Bahía Blanca y a partir de allí, comenzó a relacionarse con gente de la alta sociedad, entre ellos el Gobernador Fresco. En cuya administración se desarrollaron la mayoría de las obras del arquitecto.

En 1940,  se trasladó con su familia a Capital Federal, donde dirigió múltiples obras de pavimentación urbana y proyectó solo dos edificios. Falleció el 8 de agosto de 1959 relativamente olvidado, pero dejando una herencia arquitectónica monumental en la pampa argentina.

Luego de muchos años su obra se vio nuevamente reconsiderada, valorizada y citada por parte de la prensa especializada, estudios de arquitectura, muestras de fotografía y hasta la actividad turística, que invita a que la gente se acerque a conocerla.

 

Caminos de Salamone

Ruta turística a la cual pertenece Guaminí con sus Obras Municipalidad de Guaminí y Matadero Municipal, como así también las Delegaciones Municipales de Laguna Alsina, Garré y Casbas.

 

La Misión de Francisco Salamone

El Arq. Francisco Salamone tuvo a su cargo, durante la gestión del gobernador  Manuel Fresco (1936 y 1939), el diseño y dirección de un ambicioso plan de obras públicas para fomentar pequeñas localidades del interior de la provincia. Dichas obras se caracterizaron por su monumentalidad, con torres que simbolizaban el avance de la civilización sobre el desierto e representaban el ideal político del gobierno a partir de tres pilares: el trabajo, por eso se construyeron mataderos municipales en pueblos donde hasta entonces se faenaba en los campos; el orden y la figura del gobierno, por eso se construyeron colosales edificios municipales que generalmente tenían un reloj en su parte superior, muy novedoso para la época; y la eternidad, representada por monumentales entradas a los cementerios, símbolo del paso del ser humano a la eternidad.

Aunque sus obras más emblemáticas son de estilo Art Decó Monumental, muchas otras corresponden al Neocolonial, tal es el caso de las delegaciones de Garré, Casbas y Bonifacio.